Amig@s:
Indudablemente que cada uno de nosotros ha enfrentado de diversas maneras la función de ser maestro y es en gran medida producto de nuestra experiencia; en lo particular inicié mi práctica docente en educación secundaria, debido a mi formación inicial, fue complicado sujetarme a normativas y lineamientos de planeación, creí que podía hacer maravillas con mis alumnos, sin embargo más que pronto me di cuenta que requería algo más que formulismos.
La única experiencia con la que contaba, fue el ejemplo de mis maestros, por lo que empecé a reproducir patrones de trabajo, creí que esa era la mejor forma de enseñar, por algo me encuentro en éste espacio o no?, si ellos hicieron tan buena labor conmigo (modestia aparte), significaba que los antiguos métodos eran buenos.
Sin embargo esta forma de trabajo, no me era del todo satisfactoria, por lo que empecé a buscar nuevas formas de enseñar, que permitieran a mis alumnos ser más reflexivos, críticos, creativos y con propuestas claras.
No avancé mucho, ya que había que cumplir con ciertas reglas de trabajo; el siguiente paso fue buscar la manera de empatar dichas reglas con mis nuevas propuestas y dando además la oportunidad a mis alumnos de participar en su proceso de aprendizaje, esto fue sumamente importante, ya que al involucrarlos, se ven más interesados en conocer y reconocer lo que hay que aprender, les confieso que ha sido muy difícil, ya que al parecer nuestros jóvenes no están del todo dispuestos a trabajar, por lo que motivarlos se vuelve en ocasiones una tarea titánica, pero sigo en la lucha.
Espero sus comentarios.
Afectuosamente, desde Chihuahua.
Lourdes Núñez Rodríguez.
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